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Opinió
Guillem Martínez

Guillem Martínez

Escriptor, periodista i guionista

Notas sobre el nuevo curso: todo seguirá siendo falso

25/09/2018 | 19:00

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Los ‘compis’ me piden unas notas sobre el nuevo curso que se abre tras la conferencia de Torra. He tardado un huevo a empezar el artículo. Me da pereza escribirlo. No creo que este artículo aporte nada al lector medio catalán. Quizás sólo irritación. La media de los lectores catalanes parecen irritados desde hace años con los pocos trazos de información que, de vez en cuando, se cuelan en los medios y vienen a contradecir la realidad. La razón es que la realidad ya no es una percepción empírica. Es gubernamental. Es decir, que la realidad la crea el Govern y la distribuyen los medios. Siempre ha sido mayoritariamente así desde 1978. Ahora lo es más, y lo es tanto que, tal vez, toda esta manera de crear realidad sin realidad ya es algo nuevo y alejada, en su bestialidad, de la Cultura de la Transición, aquella bestialidad que nos costó tantos años llegar a describir.

¿Unas notas sobre el nuevo curso? Es difícil hablar de política cuando no hay política, sino su emisión en los medios. ¿Qué pasará en los próximos meses? Ateniéndonos al discurso de Torra, nada. Una Marcha, que debería haber comenzado hace unas horas, y que finalizará el día que salga la sentencia de los presos. ¿Qué es una Marcha? Nadie lo sabe. Hay pocos presidentes en el Occidente europeo -en el Este tenemos un par- que pueden hacer una declaración de más de una hora en la ‘tele’ y no ser verificada por ningún medio.

Después de la Marcha, si hay sentencia condenatoria -a ver qué-, Torra irá al Parlamento. Seguramente convocará elecciones. Estas elecciones llevarán en el programa otra Marcha, una República, un Estado. No importa. No se hará nada para hacer lo anunciado y prometido. O, lo que es lo mismo, se hará con inoperancia y sentimentalidad. Pero los medios acólitos dramatizarán esa nada como si fuera la pera, como si fuera un combate por la libertad, costoso, continuo, abnegado.

Gracias a la falta de control de los medios y a la cooperación de periodistas, no ha pasado nada de lo que se anunciaba en las portadas de los diarios

Desde el 2012, en las elecciones, el procesismo -y sus medios; los más determinantes, públicos, de todos- ha escenificado sucesivamente que se votaba por un referéndum, por un Estado en 18 meses, por la vuelta de Puigdemont. En todo este periodo, y gracias a la falta de control de los medios, gracias a la cooperación necesaria de periodistas, que ponen la cara de Lucrecia republicana mientras dicen mentiras en la pantalla, no ha pasado nada de lo que se anunciaba en las portadas de los diarios, ni en la segunda página, ni en la tercera.

Volverá a pasar. Con el ‘Procés’, una generación de políticos corruptos ha desaparecido. Y ha sido sustituida por otra, que nunca molestaba a los corruptos, pero que aún está menos capacitada que ellos. La corrupción, como demuestra el clan Pujol, es, al fin y al cabo, un oficio. Peligroso, delicado, poseedor de técnicas complicadas. No todo el mundo vale. Para no hacer nada, y para limitar la corrupción al cobro mensual de un sueldo inmerecido, imposible de acceder vía empresa privada, no se necesitan muchos conocimientos. El discurso de Torra, un discurso que sería ridículo, cursi, ‘ñoña’, sin datos y, al mismo tiempo, relleno de datos falsos -mi favorito: “Nunca habíamos tenido tanto reconocimiento internacional” -, sin medios y periodistas que continuamente dicen que no lo es, es un ejemplo de ello.

¿Unas notas sobre el nuevo curso? Se ha demostrado que absolutamente todo del ‘Procés’ ha sido falso. Todo. No es sencillo asumirlo. Yo mismo dudé. Dudé un día, en septiembre, después de hablar con un miembro de la Sindicatura Electoral. Me hizo saber que, contrariamente a lo que yo creía y decía, ellos irían hasta el final. Unas horas después, llegaron hasta final. Es decir, se largaron, convirtiendo un referéndum en una protesta.

La propaganda, la mentira, es violencia política. Es peligroso que una sociedad asuma esta normalidad

Es importante saber que se ha sabido que todo era falso en ausencia de periodismo, esa cosa que tanto irrita a la media. Se ha demostrado solo, como el otoño demuestra su existencia. Esta demostración nos ensucia a todos. A todos. Y el descubrimiento de que todo era falso no ha comportado ninguna catarsis en la política. Ni en el periodismo. Ni en la sociedad. Esto es un indicativo de que la falsedad no es importante en la política, en el periodismo, en la sociedad. Esto significa que lo que uno dice es más importante que sus acciones. Esto significa que hay vidas y hogares donde la vida debe ser absolutamente violenta. La propaganda, la mentira, es violencia política. Es peligroso que una sociedad asuma esta normalidad.

¿Unas notas sobre el nuevo curso? Todo seguirá siendo falso. En septiembre del año pasado, el hijo de Craxi, como miembro de una delegación italiana encomendada por Prodi, que quería hacer de mediador entre el Govern y el Gobierno, se entrevistó con Puigdemont en el Palau de la Generalitat. Puigdemont, este estadista, le tocó la guitarra hasta las tantas. The Beatles, parece. En la conversación política, buscando posibles acuerdos, Craxi le pidió si aceptaría el Estatuto de 2006 como solución. ‘¡Ojalá!’, dijo el presidente. Ahora, ni Torra ni Puigdemont lo quieren. Es decir, que no saben lo que quieren, sólo sobrevivir. Sobrevivir es tirar hacia adelante sin ningún análisis de lo ocurrido. Esto es una degradación democrática. Absoluta.

Por ejemplo, es una degradación decir que la protesta del 1-O – épica; el éxito fue abrir los colegios- fue una votación tabulada, un referéndum, un mandato. Si aceptamos que aquello fue un referéndum y un mandato, aceptamos que cualquier grupo pueda llamar referéndum a lo que sea, y lo que salga -qué sé yo, la prohibición de los matrimonios gays, la Monarquía Tabarnesa-, un mandato. Se está laminando la democracia. La democracia no es mucho. Pero no puede ser aún menos. No puede ser votar plebiscitàriament a los políticos de acuerdo con un solo tema, de manera que puedan hacer lo que quieran en los otros temas. No puede ser que los políticos tengan menos responsabilidades que nunca. Que la mentira no tenga un castigo electoral y moral. Han mentido. Nadie había mentido tanto como ellos. Ya es decir. Esto explica, por sí solo, la calidad de nuestros medios.

No ha habido un movimiento por la autodeterminación que haya puesto en peligro el ex-Régimen del 78

¿Unas notas sobre el nuevo curso? El Régimen del 78 se reforzará. Si bien ya no es el Régimen del 78. Desde la Reforma Constitucional, ha cambiado completamente. El objetivo del Estado no es el bienestar, sino el pago de la deuda. Es normal que haya depurado la represión. De hecho, el núcleo que lidera el ‘Procés’, y que ahora está en transición hacia un movimiento populista, nacionalista y de derechas, votó el nuevo corpus legal represor en el Congreso. Aquí, de hecho, no ha habido un combate por la democracia contra el Estado, no ha habido un movimiento por la autodeterminación que haya puesto en peligro el ex-Régimen del 78.

Los líderes tienen la misma cultura democrática que el objeto al que se enfrentan. La metáfora es que los jóvenes juzgados y condenados por los hechos del Parlament recibieron, a partir de las acusaciones particulares de la Generalitat y del Parlament, las mismas acusaciones exageradas y sobreactuadas que ahora reciben los políticos catalanes en prisión. Los presos políticos del Govern serán determinantes en los próximos meses. Los presos políticos del Parlament -aun esperan, me dicen, su ingreso para cumplir pena- no serán nada. De ellos no hablan los medios ni los periodistas. Cuando hablaron de ellos, dijeron que eran fascistas, que querían hacer un golpe de Estado y cosas así.

El ‘Procés’, un cúmulo de mentiras avaladas por los medios, explotó en octubre. Es un objeto local para consumo local

¿Unas notas sobre el nuevo curso? El ‘Procés’, un cúmulo de mentiras avaladas por los medios, explotó en octubre. Es un objeto local para consumo local. En Europa, es importante saberlo, está catalogado como populismo reaccionario. En Europa han tomado nota de hechos que los medios locales han disimulado. Tales como los viajes a Hungría -junto con Polonia, los estados populistas y ultranacionalistas de Europa, Hungría es, junto a la ulterior Austria, que quiere recuperar el Tirol, el único país de la UE que tiene un contencioso con sus fronteras: quiere recuperar lo que ellos llaman la Gran Hungría-, donde miembros del Govern eran recibidos como ministros de un Estado independiente, con banderita, banda y todo eso. Han tomado nota de lo que significa tener un presidente supremacista. Torra lo es. No hay ambigüedad en sus escritos, que no son de juventud. Nombrarlo presidente ha sido un gran error. El último. Hubiera sido mejor un hombre o una mujer de reconocimiento democrático en toda Europa. Esta persona no existe en el procesismo, creo.

¿Unas notas sobre el nuevo curso? Estamos en plena campaña para las municipales. La mentira de ahora es que, si gana el candidato procesista, Europa reconocerá todo lo que no reconoció. La guerra es contra los Comuns y ERC. Sería un éxito para el procesismo y para C ‘s que las municipales fueran sobre ello. Me temo que así será. Me temo que este será el trabajo de nuestros medios y periodistas.

¿Unas notas sobre el nuevo curso? Aumentará la quiebra de la cohesión social. No hay cohesión social

¿Unas notas sobre el nuevo curso? Aumentará la quiebra de la cohesión social. No hay cohesión social. Es normal que no la haya después de los recortes más importantes en todo el Estado, y los más importantes detrás de Grecia. Es normal la falta de cohesión cuando la cohesión se fundamenta en la bandera, el lazo, o el arranque de lazo, y no en los derechos. Un país pequeño no puede aguantar tantos recortes. Ni tanta bandera.

¿Unas notas? ¿Qué pasará? Nada. El fin de cosas más importantes que el proceso. Pero, si miras la ‘tele’, escuchas la radio, o lees la prensa, será una consecución de días históricos, de resistencia, de valentía, de democracia innata catalana. ‘Procés’. Es decir, la consumición de medios procesistas.

Guillem Martínez es periodista y escritor.

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