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5 cosas que deberías saber sobre la CUP y su decisión de presentarse al 10-N

¿Qué ha cambiado respecto al 28-A? ¿Los anticapitalistas apostarán por una estrategia de bloqueo en el Congreso? ¿Qué posibilidades tiene el partido de obtener representación?

08/10/2019 | 18:00

La CUP se presentará a las elecciones generales al Congreso de los Diputados por primera vez en su historia. Así lo decidió la formación el día 28 de septiembre en un congreso político extraordinario. Los ‘cupaires’ [como se les conoce en catalán] rompen la tradición abstencionista que ha caracterizado históricamente este espacio político y lo argumentan con el contexto de excepcionalidad represiva que se da en Cataluña. CRÍTIC analiza los porqués de esta decisión y las metas que deberá afrontar el partido, con Mireia Vehí, cabeza de lista por Barcelona y miembro del secretariado nacional, y Natalia Sánchez, diputada de la CUP en el Parlament de Catalunya.

¿Qué ha cambiado respecto al 28-A? 

En las pasadas elecciones españolas, con 37 votos en contra, 20 a favor y 4 abstenciones, el consejo político de la CUP optó por no presentarse. Esta decisión no la compartía Poble Lliure, una de las organizaciones estratégicas de la izquierda independentista, que finalmente concurrió a los comicios bajo la marca electoral Front Republicà y en coalición con Som Alternativa y Pirates de Catalunya. El partido, encabezado por el exdirigente de los Comunes Albano-Dante Fachín, logró sumar más de 110.000 votos, pero no superó la barrera del 3% y no obtuvo representación en el Congresos. El Front Republicà no repetirá en estas elecciones, como tampoco lo hará Som Alternativa. En esta ocasión, sin embargo, Pirates de Catalunya ha aprobado sumarse a la candidatura ‘cupaire’.

Pero, ¿por qué la CUP se presenta a las generales del 10 de noviembre cuando sólo medio año antes, en el mes de marzo, había acordado abstenerse en las del 28 de abril? La diputada Natalia Sánchez enmarca esta decisión en un contexto de “máxima excepcionalidad represiva, excepcionalidad en la garantía de derechos y excepcionalidad en el ejercicio de la autodeterminación”, que, según cree, se hizo particularmente evidente la semana anterior con la detención de siete personas vinculadas a los CDR. “Creemos que la voz de la izquierda independentista es necesaria para decir que la lucha continúa y que la normalidad en estos tres niveles no se está cumpliendo en el Estado español”, asegura.

Aun así, el análisis de fondo que hace la CUP sobre la situación política actual no ha cambiado respecto a la que hacía cuando se produjeron las elecciones españolas pasadas, y, por este motivo, la decisión ha sido muy ajustada. A favor, los ‘cupaires’ consideran que concurrir a los comicios es positivo porque les da capacidad de incidencia. “El conflicto entre Cataluña y el Estado se ha trasladado al Congreso, y la izquierda independentista debe tener voz en la Cámara”, sentencia Mireia Vehí, miembro del secretariado nacional de la CUP i recientemente elegida cabeza de lista por Barcelona. Aparte, el impulso de presentarse también se explica, dicen, por el papel de los partidos independentistas con representación en el Congreso y por el papel de la izquierda española, “que no ha sido capaz de articular un frente que defienda el derecho a la autodeterminación y haga frente a la represión”.

Los contrarios a presentar candidatura, en cambio, priorizaban la necesidad de reconstituir la organización después del ciclo que abrió el 1-O, y de centrar la acción política a articular el movimiento popular independentista con la vista puesta en la sentencia del Tribunal Supremo. Además, añade Vehí, “evaluamos que ahora no estamos en condiciones de hacer un embate al Estado”, y, por esta razón, las voces disonantes con las elecciones creían que era mejor que los anticapitalistas se concentraran en construir las condiciones para este embate desde aquí.

Mireia Vehí, número uno de la CUP por Barcelona, en una rueda de prensa; detrás de ella, los diputados Natàlia Sànchez (izquierda) y Carles Riera (derecha) / AINA MARTÍ

¿De la abstención activa a la estrategia de bloqueo?

Al final, y por un margen estrecho, han tenido más peso los partidarios de concurrir a los comicios, aunque la “vigencia” de los argumentos contrarios hace que la decisión implique “tener que asumir enormes contradicciones”, admite Natalia Sánchez. Y es que los ‘cupaires’, en las sucesivas elecciones españolas, habían optado por hacer campañas de llamada a la abstención y no participar “de lo que se podría leer como un aval a las instituciones del Estado”, a las que dicen no reconocer porque “rechazan la capacidad del pueblo catalán de ejercer soberanía”.  

Sin embargo, la CUP pasará de la abstención activa a presentarse al Congreso, pero no lo hará para garantizar la gobernabilidad de España. Esto queda claro con los reproches de los ‘cupaires’ a los posicionamientos de ERC “de querer regalar la investidura a Sánchez a cambio de nada”. No obstante, el partido tampoco quiere seguir abonando su estrategia del bloqueo ante la constatación de que “no ha funcionado”, reconoce Vehí. Entonces, ¿en qué consistirá la actuación política de los anticapitalistas en el Congreso, en caso de obtener representación?

“Hemos fijado un marco político muy claro: amnistía, autodeterminación y conquista de derechos”, expone la miembro del secretariado. “La CUP hará política de acuerdo con este marco, y. si hay un gobierno de base progresista que no lo reconoce, no facilitaremos la investidura”. En esencia, esto significa que los anticapitalistas no avalarán ninguna propuesta que no se integre en la lógica de estas tres demandas. En el día a día de la actividad parlamentaria, explican, esto se traduce en que, si se planteara una medida que profundizara en la garantía de derechos, como la derogación de la reforma laboral o de la ‘ley mordaza’, por ejemplo, “no sería la CUP quien la impediría, porque entra dentro del marco que fijamos”. De todos modos, creen poco probable que se produzca esta eventualidad.

¿Por qué la CUP descarta un frente unitario?

A pesar de los intentos de algunos partidos políticos, finalmente no habrá un frente unitario en las elecciones del 10-N. Albano-Dante Fachín, cabeza de lista del Front Republicà el 28-A, publicó un video la semana pasada dirigido a ERC y a JxCat donde lanzaba esta propuesta, esperando que alguna de las dos formaciones le recogiera el guante. Lo consiguió, de entrada, con la Crida Nacional per la República, que abrazó la iniciativa asegurando que expresaba “la grandeza de la estrategia unitaria” que la plataforma reclama. También JxCat explicó que había tenido contactos preliminares con Dante Fachín de cara a la confección de este frente, y la diputada Laura Borràs se mostró también predispuesta a él a través de sus redes sociales.

Pero antes de que expirara el plazo para comunicar la constitución o el mantenimiento de coaliciones electorales, que acababa el lunes 30 de septiembre, después de que la Junta Electoral decidiera ampliarlo unas cuantas horas, la posibilidad de articular un frente unitario había quedado descartada. La propuesta de Dante Fachín ha quedado sólo como una idea que, de hecho, no todos los partidos independentistas veían con buenos ojos. La diputada Natalia Sánchez, por ejemplo, explica que “ni siquiera era una opción” para los ‘cupaires’, ya que no se considera una herramienta efectiva para alcanzar los objetivos de este espacio político.

Mireia Vehí insiste aún más en este aspecto, argumentando que las diferencias en la estrategia política de ERC, de JxCat y de la CUP “son más que evidentes”, y, así como la formación no cuestiona la unidad antirepressiva, “difiere enormemente” de la política del Govern de Catalunya. “Nosotros representamos un espacio independentista y anticapitalista, y eso no se puede diluir por mucho que el derecho a la autodeterminación sea una demanda común”, explica Vehí.

La diputada de la CUP Natàlia Sànchez haciendo declaraciones a los medios / GUILLEM ROSET

¿Qué posibilidades realistas tiene la CUP de entrar en el Congreso? 

Una de las incógnitas es si la CUP conseguirá obtener representación en el Congreso. Los resultados en los últimos comicios al Parlament, el 21-D, supusieron un descenso para la formación anticapitalista: si en las elecciones autonómicas de 2015, el partido había conseguido 255.000 apoyos, un porcentaje de voto que llegaba al 8%, en las de 2017 obtuvo 143.000 votos, sólo el 4,3% de los sufragios.

La entrada en el Congreso no está asegurada. Menos aún teniendo en cuenta que, tal y como explicaba el politólogo Jordi Muñoz a CRÍTIC, partidos como el PDECat o ERC “siempre tienen más problemas para retener a su electorado en las elecciones generales” por el hecho de no tener ningún referente estatal, y no suelen superar el 80% de los sufragios que obtienen en las catalanas. De este modo, es probable que también la CUP se quede sin una parte del electoral que le es fiel en los comicios al Parlament. Sin embargo, juega con la ventaja de representar una novedad en este marco institucional, y puede que recoja un voto de indignación por parte del independentismo enfadado con los posicionamientos de ERC respecto a la investidura de Pedro Sánchez o con la inconcreción de los exconvergentes. E, incluso, tal vez obtiene el apoyo de una parte de los sectores ‘podemitas’ y los comunes críticos con Ada Colau y con su estrategia con respecto a la autodeterminación.

En la provincia de Barcelona es donde más fácil lo tienen los ‘cupaires’. Están en juego 32 escaños y la CUP podría conseguir uno si superara el umbral del 3% de los sufragios, pero todo dependerá de la participación. Si baja respecto a las generales pasadas y se sitúa en torno al 50%, la organización debería movilizar poco más de 60.000 votos para asegurarse el escaño. En cambio, si se asimila a la del 28-A, que llegó al 78% en Barcelona, ​​al partido le serán necesarios muchos más apoyos para superar la barrera del 3%.

En Girona, en Lleida y en Tarragona, en cambio, se reparten muchos menos diputados, sólo 6, 4 y 6, respectivamente. Por este motivo, conseguir rascar un solo escaño en estas tres provincias exige que la formación supere el 10% o el 13% de los votos válidos. En Girona, la CUP consiguió sumar 21.000 votos en las elecciones catalanas del año 2017, y 33.000 votos en las del 2015. Si la participación es tan elevada como la del 28-A (un 76%), como mínimo debería de igualar los mejores resultados históricos de la izquierda independentista para obtener un escaño.

L’alta competència entre els partits a Tarragona encara dificulta més les coses als cupaires. El millor resultat històric de la formació a la província va ser el 7% dels vots el 27-S. Amb una participació superior al 75%, com la que va haver-hi el 28-A, la CUP hauria de superar aquell resultat rècord per poder competir per l’últim escó.

En las elecciones españolas pasadas, la participación en Lleida subió hasta casi el 76%. Si tomamos como referencia los últimos comicios al Parlament de Catalunya, con una participación del 77% en la provincia, la CUP sólo obtuvo un 5% de los sufragios, por debajo de los resultados de 2015, cuando logró el 8%. Para conseguir ahora el escaño, debería duplicar los votos, y, aun así, tampoco tendría asegurado un diputado. Dependería de la cantidad de gente que fuera a votar y de los resultados de sus rivales.

La alta competencia entre los partidos en Tarragona todavía dificulta más las cosas a los ‘cupaires’. El mejor resultado histórico de la formación en la provincia fue el 7% de los votos el 27-S. Con una participación superior al 75%, como la que hubo el 28-A, la CUP debería superar ese resultado récord para poder competir por el último escaño.

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