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Foto: IVAN GIMÉNEZ
Entrevistes

Paola Roig y Andrea Ros “El gran problema de salud mental de las madres son los padres”

Paola Roig (Barcelona, 1989), psicóloga perinatal, y Andrea Ros (Terrassa, 1993), actriz y divulgadora especializada en salud mental materna, son las creadoras y presentadoras del podcast sobre maternidad La vida secreta de las madres. Han llevado a su estudio a personas conocidas, como, por ejemplo, Irene Montero, Rigoberta Bandini o Cristina Pedroche, pero también a expertas y madres anónimas, para hablar de lactancia, carga mental, infertilidad o conciliación. Acaban de iniciar una segunda gira por teatros de toda España, bastante exitosa, y acumulan decenas de miles de escuchas. Son dos madres milenials emperradas en acompañar a otras madres “para que no estén solas”, también con sus libros y proyectos como El Refugi de les Mares (El Refugio de las Madres) o Pell a Pell (Piel a Piel).

27/10/2025 | 06:00

Ocho temporadas, más de 60.000 seguidores y una segunda gira por teatros de toda España. ¿Por qué tiene tanto éxito vuestro podcast?

Paola Roig (PR): Creo que porque se había hablado poco de la maternidad desde la experiencia. Desde la teoría sí, siempre ha habido gente diciéndonos como lo debemos hacer, las madres, pero este tratamiento, “a mí me pasa esto, ¿a tú qué te pasa?”, no se había hecho tanto. Al menos esto es lo que nos dicen nuestras oyentes: “Hostia, ¡qué bien sentirme mencionada!”.

Andrea Ros (AR): Yo creo que la clave también está en ponerle humor. Hasta ahora, la maternidad, especialmente en nuestra generación, era muy teórica, mental, de leer libros. El humor, de repente, nos vuelve a todas más humanas.

Todos vuestros proyectos ponen a las madres en el centro en vez de hacerlo con la infancia. ¿Cómo puede ser que se haya tardado tanto en hacerlo así?

AR: Es que las madres no han importado nunca, porque las mujeres no han importado nunca.

PR: Y mira que la infancia hace muy poco que importa.

AR: E importa regular.

PR: No hace tanto, el trabajo infantil era legal y el maltrato infantil no era tan grave. Y hasta que no nos hemos empezado a preocupar por la infancia, no nos hemos preocupado por las madres, y es una pena porque deberíamos ser importantes por nosotras mismas.

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Paola Roig: “En la maternidad, no todo es blanco o negro; nosotros introducimos los grises, pero la gente se nos enfada”

Durante mucho de tiempo se ha romantizado la maternidad. Pero, ¿quizás ahora nos hemos ido al otro extremo?

AR: Yo creo que es pendular. Para encontrar el equilibrio, primero hay que ir a un extremo y, cuando vemos que nos hemos pasado, recular e ir encontrando el punto medio. Hemos necesitado visibilizar una parte de la maternidad que estaba muy escondida.

PR: En general, cuesta entender que las cosas no son blanco o negro. Y la maternidad es una experiencia tan diversa que, en un mismo día o incluso en los mismos diez minutos, puedes abrazar a tu criatura con todo el amor y querer lanzarla por la ventana. Por eso nosotros introducimos siempre los grises, pero la gente se nos enfada; quieren que nos posicionemos.

Pecho o biberón, compartir cama o cuna, portabebés o cochecito. Tengo la sensación que ahora se juzga menos a las madres.

AR: No lo sé en general, pero yo sí las juzgo menos ahora.

PR: Creo que la mayoría de las madres empiezan la maternidad muy rígidas con ellas mismas y, por lo tanto, con las otras. Pero, poco a poco, se dan cuenta de que no son perfectas y de que cada cual hace lo que puede y como puede. De hecho, esta ha sido mi evolución natural como madre, pero sí, pienso que el discurso se ha flexibilizado desde que fui madre por primera vez hace unos ocho años. Quizás es porque han empezado a divulgar las mujeres y no los hombres.

AR: Lo que ha pasado también, que me parece muy positivo, es que ahora hay más matices. No es o teta o biberón. Y una misma madre puede decidir cosas contrarias en momentos diferentes de su crianza de manera orgánica y saludable. La clave es dejar de juzgar y entender que maternar en el sistema en el que vivimos es violento. Se mire por donde se mire. En este contexto, hacemos lo que podemos. No me puedo enfadar contra la mujer que lo hace diferente, sino contra el sistema que nos está violentando todo el rato.

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Andrea Ros: “Esto no va de que sea más fácil dejar a tu hijo en algún sitio, va de que puedas quedártelo”

Reivindicáis una maternidad imperfecta donde las madres tienen que estar bien para que estén bien sus hijos. ¿Cómo se puede disfrutar de la maternidad?

AR: Faltan muchas cosas para que todo el mundo pueda disfrutar de la maternidad igual, pero sobre todo necesitamos que la mujer deje de estar sola. Este sería el resumen. Si la mujer no está sola, automáticamente todo funciona mejor, porque tiene un espacio en el que puede hablar, un espacio para darse cuenta de lo que necesita, un espacio donde encontrar maneras de cubrir estas necesidades… Pero no podemos seguir salvándonos entre nosotras. Falta responsabilidad política y social y políticas públicas centradas en el bienestar de las madres que cuiden de su salud mental.

PR: También hay un problema más profundo, que es que tendemos a una sociedad individualista, porque estamos muy solos todos, no solo las madres. Y hablar de políticas comunitarias choca. Hay que recuperar este apoyo que había antes de otras mujeres, de la madre, de la abuela, de la cuñada, de la prima…

¿Por qué es tan importante la salud mental de las madres?

PR: Desde una perspectiva económica, que es cómo quieren que lo miremos, cuidar a una madre es cuidar a su bebé, porque tendrá menos problemas, no solo psicológicos, sino también físicos.

AR: Pero esto los políticos todavía no lo han entendido, porque lo que proponen todo el rato es externalizar los cuidados: poner guarderías gratis, canguros en todas partes… Esto no va de que sea más fácil dejar a tu hijo en algún sitio, va de que puedas quedártelo. Ahora mismo, las madres que quieren volver a trabajar después de parir pueden hacerlo, pero las que se quieren quedar cuidando al bebé, no. Si quieres dar el biberón, es fácil; pero, si tienes problemas para dar la teta, no siempre te puedes pagar una sesión de lactancia. Lo primero que hay que resolver es que el máximo número de mujeres puedan escoger. Sabemos que la lactancia es la herramienta de salud pública más potente que hay, que ahorra dinero a la sanidad pública. ¿Por qué no hay recursos para que los bebés puedan “comer teta”? ¿Por qué el 96% de las mujeres que quieren dar el pecho en el momento de parir se convierte en el 40% al cabo de cuatro o seis meses?

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Paola Roig: “El peso de la crianza más allá del primer año, que es de 10 o 15 años, lo continuamos asumiendo nosotras”

¿Cuáles serían vuestras peticiones políticas más urgentes?

AR: Faltan permisos de maternidad más largos, de 52 semanas, más o menos, que es lo que pide Petra Maternidades Feministas, por ejemplo, las grandes referentes en la lucha de los permisos transferibles, porque yo, personalmente, también defiendo los permisos transferibles y que cada familia pueda organizarse cómo quiera. A mí me parece muy paternalista decir a una familia: “Tú tienes este tiempo y tú este otro, y no os los podéis repartir”. Los hombres no aprenderán a cuidar porque les obliguemos, y de hecho, ya sabemos que ellos no se están cogiendo este permiso.

PR: Los hombres cogen los permisos remunerados, pero los no remunerados los seguimos cogiendo las mujeres. El peso de la crianza más allá del primer año, que es de 10 o 15 años, lo continuamos asumiendo nosotras.

AR: Además, es que no se puede igualar lo que no es igual. Ser madre y ser padre no es lo mismo. Mientras las mujeres no tengan los derechos mínimos garantizados, no podemos seguir ampliando el permiso de nuestros compañeros que, está muy bien, pero es que las mujeres todavía no podemos hacer la lactancia materna exclusiva. Ellos tienen 16 semanas, pero yo no puedo dar la teta seis meses, que es lo que me pide la Organización Mundial de la Salud y lo que necesita mi hijo. Aquí tenemos un problema de prioridades. Primero, demos el mínimo que necesitan las madres y, después, ya iremos encontrando lo de que nuestros compañeros aprendan a cuidar.

De acuerdo, pedís que las madres puedan estar más tiempo con el bebé después del nacimiento. ¿Y qué pasa cuando vuelven al trabajo?

AR: Pasamos de 0 a 100, de una baja total… a ocho horas trabajando al día con la misma exigencia. Esto se debe revisar. Yo animaría mucho a las empresas a facilitar una incorporación más progresiva, porque sus trabajadoras serían más eficientes y productivas, que seguro que es lo que más les interesa. Ya no digo si facilitasen la presencia de los niños en el trabajo. Las familias estarían mejor. También pediría más formación para entender bien el proceso de matrescencia que atraviesa la madre y qué necesita, en las empresas y en otros muchos lugares. Falta formación, y ganas de saber.

PR: Yo creo que el sistema no se aguanta. Cuando el consumo de antidepresivos ha crecido un 50% en los últimos diez años en España, y las mujeres los consumen el doble que los hombres, es evidente que tenemos un problema, no estamos aguantando este ritmo ni estas condiciones laborales. No solo falla la conciliación de las familias; falla todo.

AR: Y tenemos a los niños aparcados, de la escuela al extraescolar, del extraescolar a la abuela, y entonces llego yo agotada y tengo una hora y media para… discutir, porque no tengo energía para nada más. Y, encima, me siento culpable porque les he gritado.

PR: Y después nos dicen que el problema son las pantallas. Y venga darnos información sobre sus efectos nocivos, pero oye, si yo el mes de septiembre tengo que trabajar y tengo los niños en casa, es obvio que les pondré tres películas. Y después no paran de decirnos “no azúcar”, “no esto”, “no aquello”, pero la compra está cada día más cara. ¿Cómo tengo que hacerlo?

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¿Dónde están los hombres en todo esto?

AR: Ahora seré muy incisiva, pero el gran problema de salud mental de las madres son sus parejas, los padres.

PR: En muchos casos es así y ya no tanto al principio, que yo creo que uno de los beneficios de este permiso intransferible es que los padres están los cuatro primeros meses, a pesar de que quizás mi entorno es muy privilegiado. Pero, después de este tiempo, los padres vuelven a trabajar, y las madres asumen toda la carga de la crianza en los años siguientes: las visitas médicas, los deberes de la escuela, la vida social del niño, las vacaciones… Y todo esto que vamos arrastrando nos va haciendo daño y no lo acabamos de solucionar.

¿No creéis que ahora hay más hombres que participan en la crianza?

AR: Yo creo que en algunos entornos endogámicos sentimos que las cosas están cambiando… Pero yo, que en El Refugi de les Mares acompañamos a un centenar de mujeres muy diferentes, puedo afirmar, sin que me tiemble el pulso, que el problema continúa siendo muy grave. ¿Y cómo se resuelve? No lo sé, porque ya me he cansado de intentar convencer a alguien que tiene que hacer los mínimos que se le piden a un adulto funcional. Es una batalla a la que ya no quiero dedicar más tiempo. Prefiero intentar cuidar a las madres y que entre ellas tengan recursos, pero pienso que los hombres tienen que hacer mucha faena, trabajarse y ver qué les pasa con los cuidados, la ternura, la responsabilidad, la renuncia. Pienso que no se están haciendo cargo como colectivo.

PR: La renuncia, especialmente. Porque tener un hijo comporta muchas renuncias e históricamente los hombres no lo han asumido. Quieren seguir teniendo la misma vida de antes. Y esto es muy difícil. También pienso que queremos el cambio ya, yo la primera, pero todo requiere un tiempo y temo que este cambio lo veremos en función de cómo eduquemos a nuestras criaturas.

Paola Roig: “Las mujeres aguantamos cosas inaguantables, sin poner límites a la pareja y exigiéndonos en exceso”

¿Hemos de educar de una manera diferente a los niños?

PR: Y a las niñas también. Espero que las chicas puedan poner más límites de los que podemos poner nosotras actualmente. Los hombres tienen un problema, pero las mujeres también aguantamos cosas inaguantables muchísimas veces, sin poner límites, sobrecargándonos más de la cuenta y exigiéndonos en exceso. Por ejemplo, él pone la lavadora, sí, pero yo voy a controlar que no mezcle la ropa. Bien, pues quizás la primera vez no lo hará bien, pero irá aprendiendo. El otro día le preguntaba a una paciente: ¿cuántas veces te has olvidado de poner una cosa en la mochila y, a raíz de olvidártela y de vivir la movida que eso supone, ya no te lo olvidas más? Pues tu pareja tiene que hacer el mismo proceso; no puedes ahorrárselo. Son adultos y los tratamos como si fueran niños. Que se olvide de poner la cantimplora y a ver qué pasa cuando el niño tenga sed y tenga que sostener la rabieta; ya verás como no se le vuelve a olvidar.

En una entrevista que te hicimos en CRÍTIC, Andrea Ros, en 2021, decías que “el feminismo tiene una deuda enorme con la maternidad”. ¿No creéis que esto ha cambiado en los últimos años?

AR: No, no estoy en absoluto de acuerdo. Creo que seguimos sin entender que cuidar es lo más revolucionario que existe. Seguimos pensando que cuidar es patriarcal y seguimos pensando que renunciar a tu carrera laboral o querer parar el trabajo para cuidar es caer en el patriarcado, y es completamente lo contrario. Yo pienso que el feminismo mainstream, o sea, el más extendido, no lo ha entendido. Por eso nos hacemos un lío con los permisos transferibles e intransferibles o con qué quiere decir carrera laboral. Hay muchas feministas que hablan de la importancia de la carrera laboral de las mujeres, pero la mayoría de las mujeres no tienen una carrera laboral; tienen un trabajo. Esto de la carrera laboral es de cuatro pijas que se han podido pagar la universidad y estudiar lo que han querido. La mayoría de las mujeres, lo que tienen son tres trabajos, no una carrera laboral. Pienso que es un debate muy complejo, que incomoda mucho y que todavía no estamos preparadas para tener en profundidad. Pero no pienso ni de lejos que el feminismo esté saldando esta deuda.

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Andrea Ros: “Ser madre es un problema ahora mismo; debemos hacer que no sea un infierno”

A vuestro espectáculo, las madres pueden venir con sus bebés. Decís: “Si dejas fuera a los niños, dejas fuera a las madres, es una decisión consciente del sistema, nos quieren escondidas en casa”. ¿Qué opináis de las polémicas de este verano sobre llevar bebés a partidos de tenis o a conciertos multitudinarios?

PR: Cuando Maluma riñó a una madre del público por llevar a su bebé pensé: “¿No habría sido mejor que hubiera bajado del escenario y le hubiera dado unos auriculares al niño?”. El problema siempre es de las madres. Pero los niños son responsabilidad de todo el mundo, porque son el futuro y porque son quienes pagaran, si nos ponemos prácticos, las pensiones de todo el mundo. Esto es muy polémico decirlo; pero, si mi bebé es mi problema, tú, que no has tenido hijos, ¿no tendrás derecho a pensión? ¿Cómo va esto? Cómo yo no tengo una enfermedad en concreto, ¿no quiero que mi dinero sirva para curarla hasta que la tenga?

¿Sabéis que en España hay más perros que niños?

AR: Es que ser madre es un problema ahora mismo. Debemos hacer que no sea un infierno.

PR: ¿Por qué deseamos ser madres? Pues para llevar una nueva persona al mundo, criarla, cuidarla, educarla; pero si durante las ocho horas al día en que tu hijo está despierto, tiene que estar institucionalizado, pues quizás una gran parte de esta motivación desaparece.

AR: Es muy triste, pero nos estamos rompiendo la cara para hacerlo mejor. Sobre todo, estamos impulsando iniciativas privadas. Básicamente, estamos intentando salvarnos el culo las unas a las otras.

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